Corpus Christi

Nos reunimos hoy para celebrar la inmensa solemnidad del Corpus Christi.

Son varios los diversos elementos que afloran a la sensibilidad del cristiano católico cuando, no solo se reúne para celebrar la Eucaristía como cada domingo, sino que, además, sale como pueblo a la calle a proclamar la certeza de que Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, se quedó con nosotros en este misterioso alimento. En el Corpus Christi la Iglesia reconoce ser ella quien hace la Eucaristía, al tiempo que se sabe hecha por la Eucaristía.

El Corpus celebra la presencia del pan de vida, del pan en que Cristo se quedó como alimento para el larguísimo camino que tenemos por delante, esos 40 años, número simbólico de 40 años que significa precisamente la totalidad de nuestras vidas, siempre y cuando nuestro proceso logre culminar en Dios. El camino es duro, complejo, exigente, con un sinnúmero de obstáculos y dificultades, que no pueden superar sino desde la acción misma de Jesucristo que actúa desde nuestro interior.

En el Corpus reconocemos que fue Dios quien nos hizo salir de nuestra esclavitud, para conducirnos, libres y seguros, por la senda de la vida, sin olvidar que Dios, en esta larga y compleja existencia, nos da el agua y pan para que avancemos y alcancemos la meta.

El Corpus es la fiesta que nos recuerda la urgente llamada a vivir en comunión, es decir, absolutamente sumergidos en Cristo que nos conduce a Dios, amándolo intensamente y por sobre todas las cosas, pero a sabiendas que no se lo puede amar si no amamos al prójimo. El Corpus que celebramos hoy, nos lleva a manifestar por las calles ese amor a Dios y al prójimo. Es así como Dios quiere ser amado.

En la Eucaristía, en el Corpus Christi, manifestamos públicamente que Cristo es el pan vivo bajado del cielo, y que el que come de este pan vivirá eternamente. En esta fiesta solemne declaramos con absoluta libertad que el pan que Cristo nos ha dado es su carne para la vida del mundo, es decir, que estamos viviendo el cielo en la tierra al aceptar que Cristo está con nosotros cada día.

En el Corpus declaramos, como verdad absoluta y de riguroso seguimiento que, si no comemos la carne del Hijo del hombre y no bebemos su sangre, simplemente no tendremos vida en nosotros, porque licor de la carne de Jesús y beber su sangre tiene vida eterna y él lo resucitará en el último día.

Feliz día del Corpus Christi y feliz procesión.

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