Como párroco de Barva estoy más que dispuesto a visitar a los enfermos y a los adultos mayores en momentos oportunos. Solo que se necesita el apoyo de los familiares. En estos días he recibido solicitudes muy alarmantes para que vaya de inmediato a atender a alguna persona, porque “ya entró en agonía”. ¿Por qué no haber sido más generosos con ellos y haberles traído el cura cuando todavía podían hablar y gozar del consuelo del Señor?
No es posible que alguien espere que un enfermo esté agonizando para traerle al cura solo para que lo ayude a “bien morir”. De lo que se trata, desde todo punto de vista, es que los ayudemos a “BIEN VIVIR”, a vivir el amor de Dios que los consuela en su enfermedad o vejez.
La Escritura dice, en St 5, 14-15: “Si (alguien) está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán perdonados”.
Este es el mecanismo. Seamos considerados con los enfermos y los adultos mayores. Facilitémosles el camino a la práctica de la fe, de la esperanza, del amor. Que ellos, con tiempo, puedan volver a vivir el gozo de la fe en la vivencia de los sacramentos de la Iglesia. Avísenme, quizá con una llamada a la oficina parroquial (2262-8922) para coordinar la visita, pero háganlo con tiempo. Eso hará de la llegada del cura algo menos dramático y menos signo de que la persona va a morir. Luego de la visita podrán, gracias al inestimable servicio de los Ministros extraordinarios de la comunión, continuar recibiendo al Señor cada semana y eso hará de sus vidas algo mucho más luminoso.
Ojalá tengan en cuenta esta recomendación.
Atentamente, Pbro. Álvaro Sáenz Zúñiga, Cura Párroco